Saturday, June 11, 2011

Ninguna palabra pierde más significado después que uno ha movido su eje de traslación que la palabra futuro. Ya normalmente es una entelequia, pero la gente suele imaginar y proyectar lo que será de su vida con los símbolos del entorno que conoce.
Cuando eso cambia, y todo resulta nuevo, y uno no sabe ni cuáles serán sus gustos ni sus disgustos, ni cómo reaccionará, debe reaccionar o va a reaccionar frente a lo que le rodea, el futuro se hace apenas un juego, la ciencia más especulativa, una verdadera incertidumbre.
Cómo saber lo que pasará en unos años en un ambiente en el que estamos en permanente descubrimiento?
Puede ser frustrante, pero también es divertido. Es una de esas paradojas clásicas que vienen con la libertad. Que, por cierto, esa es otra palabreja que se vuelve escurridiza.

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