Thursday, April 28, 2011

aliens

De lo más revelador que transita por la experiencia de un extranjero están las prioridades de valores. Comprobar día tras día que la vida en otros terruños se trata de otra cosa. Y que por más universales que seamos, por mucho que las necesidades sean las mismas (cree uno), la manera de estar satisfechos, "felices", plenos, varía sustancialmente.
Usualmente no lo vemos. O no lo abstraemos. Es natural a nuestra forma de vida. Pero que nuestros ancestros hayan sido protestantes o católicos. Que lo que la sociedad premie sea la humildad o la prosperidad. Que nuestras comunidades hayan sido fundadas por perseguidos o por conquistadores tiene enormes consecuencias en nuestras fromas de vivir, lo cual, dicho sea de paso, no es ni de lejos una abstracción, sino que influye, querámoslo o no, en el día a día de las sociedades, en el para qué la gente vive y hace las cosas como las hace. A qué le da importancia y a qué no. Qué le teme y qué le preocupa. Qué le da placer y qué le da culpa. Si a eso le introducimos el idioma y la geografía, los humanos podríamos parecer, a veces, seres de planetas distintos.

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